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viernes, 7 de diciembre de 2012

TANGERE ME SOMMUS


En el huerto de los frailes, el sueño me ha abandonado. Sólo en la celda del claustro, en la vega antigua de los ancestros.
Ni monstruos ni dulces sueños... negrura y silencio. Sólo mi respiración y el calor de las mantas. Le pesadilla y la fantasía con los ojos abiertos. Los ojos secos en este mar de oscuridad.
Sin descanso, Sísifo cibernético vomita sílaba tras sílaba procurando un descanso que no llega. Silencio… respiración…  silencio… respiración. Giro a la derecha, imagen... pesadilla. Giro a la izquierda... pesadilla, imagen. El aire es espeso y dulzón, como el de las flores muertas.
Respiración, silencio, sudor, fiebre, respiración. Abandonado en la oscuridad, ya ni los miedos de niño me acompañan para poder cerrar los ojos. Cruzo la Estigia pero no está Caronte para guiarme. Mundo de sombras enfebrecidas y descanso imposible.
Mi cuerpo reposa, respira, se tensa, se relaja, respira.  Acudo a mi sexo buscando su auxilio… y sólo él duerme. Mi cerebro a diez mil millas de mí en un frenesí recuerda, libros, caras, cuerpos, paisajes, traiciones, amores y tormentos. Y mis ojos secos por centésima vez se niegan a descansar.

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