Páginas

miércoles, 28 de septiembre de 2011

FAISCAS*

© Jason Bolonski.
http://www.flickr.com/people/bolonski/

* Faiscas: En gallego chispa pequeña que sale del fuego y se mece en el aire mientras no se apaga.

Cuando Manuel una noche sintió golpes en la puerta de un vecino reconoció la voz de su cuñado Miguel:
-Mercedes digalle a Xosé que veña.
-¿E pra qué? que e de noite.
Mercedes apenas murmuraba, las historias de paseos y desaparecidos recorrían los pueblos. Pero en esa pequeña aldea nadie quería creerlos, no era posible que vecinos matasen a vecinos impunemente… en eso su cuñado dijo aquellas palabras temidas y que trazarían para siempre la frontera infranqueable entre ambos.
-E pra dar un paseo.
Manuel saltó de la cama y apenas tuvo tiempo Isolina de sujetarlo, cerrarle el paso y taparle la boca. Con llanto en los ojos le dijo.
-Cala Manuel, cala que te matan a ti tamén.
Sintió a sus hijas despertarse, fue a su habitación y las trajo a su cama… en los siguientes meses dormirían siempre juntos. Si la muerte los sorprendía sería estando juntos…
Xosé, Paco, Anxo, Agustín, eran ya muchos los nombres y serían muchos más. Cientos de puertas sonaban en las noches de Galicia. Desaparecidos y mal enterrados. Familias escarnecidas. Cuerpos arrojados en cunetas, y siempre el temor de que una noche sonara tu puerta.
Una mañana Isolina iba a la fuente y había un revuelo, alrededor del caño. Mujeres gritando niños corriendo y en el fondo el cura del pueblo y el maestro. Al pie de la fuente Maruxa, sostenía como la Piedad el cuerpo de su hijo, que yacía con el pecho destrozado sobre sus piernas. Llego Antonia la mujer del maestro y en eso paso Miguel.
-Coidado a ver si el siguente eres tú- dijo viendo al maestro.
El cura no dijo nada… su silencio era casi una aprobación. Esa noche sonó una puerta… era la del maestro, su sangre se heló, pero fue Antonia quien se levantó.
-¿Qué haces mujer?
-Quédate ahí ya vuelvo.
Fue a la cocina y cogió la hachuela de cortar la madera. Salió con su pelo trenzado, descalza y con su blusón de dormir. Abrió la puerta, vio a al hermano de Isolina al final de la escalera fumando un cigarrillo (¿de dónde lo sacó si hacía meses que no se podían comprar en ninguna parte?).
-Antonia, dille a o maestro que veña.
Ella se puso a un lado de la puerta y subió la hachuela.
-No dile tú que está durmiendo ahora. Pasa anda.
Todos se quedaron mudos, de los ojos de esa mujer que parecía tan poca cosa, salían chispas.
-Ven pasa, dile tú.
Miguel hizo el amago de subir su pistola pero el hombre que estaba a su lado le dio un bofetón y dijo:
-Vámonos.
Se fueron y nunca regresaron como nunca regreso Miguel a sus vidas.

viernes, 12 de agosto de 2011

HEREJÍAS

¡Qué extraño es el amor de los hombres! Tan secreto, tan perdido, oscuro y a la vez tan real y luminoso. Manos que se buscan en la oscuridad, ojos que observan sin ver, bocas que balbucean sin hablar. Atrapado y desvalido pero no muerto ni arrepentido.
Donjuanes en el laberinto, en una búsqueda eterna, como piezas de un rompecabezas que no encajan. ¿Qué dios cruel te formó y te abandonó en el mundo para luego dejar que tus iguales te escarnecieran? ¿Qué maldición corre sobre tu nombre que parece peor que la de Caín? ¿A qué circulo infernal te arrastrarán sin propósito?
¡Que extraño es el amor de las mujeres! Princesas desterradas y vendidas como esclavas. Su amor es el más secreto; el olvidado; el sepultado en vida y condenado. Objeto de lujuria inexplicable. Ese amor sin retorno. ¿A ti también te condeno ese dios cruel? ¿Qué pecado cometiste? ¿Qué perdón no concediste? ¿Qué sangre derramaste para que tu nombre se borrase del libro de los elegidos?

viernes, 27 de mayo de 2011

INICIOS (APUNTES PARA UNA PELÍCULA)

El 27 de noviembre de 1998 era el día más triste del mundo. El vuelo de Delta Airlines, partía del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar rumbo a Nueva York. Ese día cientos de personas estaban esperando para abordar esa especie arca de salvación y a Juan Manuel se le atoraban las emociones y abotargado no sabía que decir o pensar, sólo veía a su familia y sentía, eso le rompía el corazón, que los estaba traicionando, que los abandonaba... el país parecía cerrarse para él y tenía que respirar. Todo era pequeñez, oscuridad y caminos cerrados.
No hubo ni habría posibilidad, ese país, como un enorme buque, que parecía hundirse sin remedio desperdigaba concientemente a sus hijos en una diáspora. Era el fin del mundo que vivieron Lola y Juan hacía cuarenta años, para ellos esa fue la Tierra de Gracia, el mundo donde construyeron su vida y sembraron sus ilusiones, pero para él era como un espejo de feria, que deforma esa belleza.
En el aeropuerto estaba pleno de una marea de primeros descastados, las primeras ratas que abandonaban el barco… y él estaba ahí, con su maleta enorme, sin sus libros, sin sus amigos y dejando a su familia. Sí, los traicionaba los abandonaba y eso lo quemaba como hierro candente.
Sabias fueron las palabras de su padre “Tú haces mi camino a la inversa y tú buscas lo mismo que yo busque aquí”. Catorce años después en un pueblo perdido en las montañas de España recordaría esas palabras con lágrimas en los ojos, su padre como un profeta vio su futuro, su hijo no regresaría a la Tierra de Gracia, el paraíso que empezaba a arder y nadie apagaría.
Lola, se esforzaba en no llorar en contener el huracán que asolaba su alma, cuarenta años después se repetía la historia como una maldición, no había una sola tierra que pudiera contener a su familia ni a su herencia, como las pavesas de una hoguera se perdían en el viento, tíos, primos hombres y mujeres de la familia se dispersaban en el mundo como la sal en un vaso de agua. Ahora sentía de nuevo ese dolor, ese padecimiento del puerto del puerto de Vigo, que tantos años atrás y tantas lágrimas en la noche le hicieron derramar.
Ya una vez se lo arrancaron y tenía una cicatriz en su vientre, ahora la tendría en su corazón. En su beso de despedida iban sus labios arrancados como la mano de Manuel cuarenta años atrás frente al Auriga.
Desde la ventana del avión Juan Manuel vio la terraza del aeropuerto vacía, vacía… vacía, sólo tres figuritas poblaban la inmensidad de esa terraza y el sabía quienes eran. Rompió a llorar y sintió miedo.

domingo, 1 de mayo de 2011

Del amor


Desolados, abandonados, traicionados, perdidos en el laberinto, con el corazón roto y el espíritu abandonado en medio de la tormenta.

Es el fin del amor, es el no poder alcanzar tu mitad. El amor es ese veneno que nos ahoga cuando lo perdemos y esa droga que nos calma cuando lo tenemos.

El amor esa compañia, esa intimidad, esa confianza, ese dar de comer al otro cuando tiene hambre, darle de beber cuando tiene sed, cuidarlo cuando estás enfermo, por que crees que el otro estará contigo cuando tú lo necesites, y es el amor el que nos corroe cuando no está el otro para darnos de comer, o de beber o ciudarnos.

Traición, esa falta, ese no estar del amado donde debería estar, eso no hacer lo que debería.

No es la sólo por la intimidad, es por la confianza o la ausencia. Cuando el amor nos traiciona se convierte en el escorpión que despues de darnos miel nos hiere con el aguijon y nos arroja al pozo sin fondo de la angustia.

¡Abelardo!¡Eloisa! ¿Cómo soportasteis la separación?. Juana Ines ¿Cómo soportaste ese encierro febril de la agonía sin tu amada? Paul tu demencia por el poeta maldito ¿a qué avernos te arrastró?

¡Dioses y diosas que amasteis y fuisteis amados! ¿Cómo pudísteis sobrevivir eternamente a vuestros amores trágicos? Los mortales, como Vathek, no podemos mas que penar en un infierno con el corazón ardiendo entre dolorosas llamas.